lunes, 13 de febrero de 2017

Hay olores que matan

Hace poco hice 40 dias sin fumar. Esto no es lo mejor de todo. Lo mejor es que durante esos 40 días que he estado sin fumar, NO HE SUFRIDO, no he tenido mono, no he tenido tentaciones.
Además durante estos 40 dias he podido darme cuenta que realmente no voy a volver a fumar. He desarrollado una especie de fobia al tabaco que me hace intentar alejarme de todo aquello que huela a tabaco, a la vez que me ratifica en lo correcto de LA DECISIÓN de dejar de fumar.

Nunca me había dado cuenta lo que un fumador apesta. Es cierto, tu que probablemente fumes, no te das cuenta porque eres parte de esa peste. Yo también lo fui. Realmente, y no exagero, hay momentos en los que cambias de ruta caminando para evitar el rastro que ciertas personas van dejando. Pero no es el olor del hecho de fumar, no, no, no. Es otro olor.


Un olor que está incrustado en la chaqueta del fumador, en su camisa, en sus pantalones, en sus ropas intimas. Es un olor que va mas allá del hecho de estar fumando o no. Ese olor, te hace saber sobre alguien si fuma o no con solo acercarte. Así es ese olor.
Llego a pensar que ese olor procede de la misma sangre del fumador, de sus entrañas. Es un olor tan fuerte en muchos casos, que haría imposible poder entablar una conversación con normalidad sin estar pensando constantemente en terminarla cuanto antes. Me imagino una entrevista de trabajo apestando al entrevistador.
Por supuesto, los que fumamos no lo olemos.

Veo a muchas personas que se preparan para salir, se embellecen, gastan perfumes de calidad, ropas de marcas renombradas y se ven muy bien. Pero en cuanto pasan a tu lado puedes olerlo. Y no me refiero al caro perfume, si no al tabaco, el mas poderoso de los "perfumes". Es tal la fuerza de su aroma, que será inútil echarnos el perfume mas intenso del mundo. Es mas, la mezcla del perfume con el del hedor del tabaco, crea una especie de asquerosidad etérea difícil de soportar por olfatos no influenciados por el tabaco.

Es el momento en el que pienso sobre mi mismo y me digo lo intolerante que me he vuelto hacia mis semejantes humeantes. Realmente, cuando dejas el tabaco decididamente, tu cerebro desarrolla una fobia al tabaco. Creo que esto es positivo.

¿Quieres seguir apestando? seguro que no. Es la verdad: si fumas, APESTAS. ¿Puede haber algo peor que apestar siempre? Lo dudo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario