martes, 31 de enero de 2017

Lo ridículo de fumar

Hoy día, fumar es ridículo, y creo que realmente todos los que fumamos o hemos fumado, lo sabemos o al menos lo intuimos de una u otra forma, por uno u otro motivo, lo sabemos.
Y es aun mas ridículo ahora, que vemos como año tras año tenemos a nuestro alrededor menos gente que fuma. Como decíamos en los corrillos humeantes, "vamos quedando menos". Y efectivamente es así.

De ahí esa sensación de ridiculez. También viene la sensación del hecho de saber todos los males que acarrea fumar y sin embargo, ahí sigues.

Diría que el sentido del ridículo a la hora de fumar es proporcional al conocimiento que tenemos de los males del tabaco, y la cada vez menor cifra de personas fumando a nuestro alrededor. Y de verdad que cada vez son menos. ¿No os ha pasado alguna vez salir de casa sin fuego e ir a pedir fuego a algún transeúnte que veamos fumando y resultar complicado encontrar a alguien?

Hagamos memoria.

Socialmente se ha ido apartando al fumador de todos los actos sociales. Recuerdo como en la España de finales de los 70 y comienzos de los 80 se fumaba en todas partes. Si tienes menos de 30 años y lees esto, probablemente no lo creerás. Se fumaba en todas partes. La gente "entendida en cine" se llevaba un gran puro para fumarlo en la sala junto a sus hijos y así poder ver la película con mayor atención y "disfrutarla" mas. Imaginad qué olor habría en las salas de esa época.

Era muy común también que en las salas de espera de los ambulatorios la gente esperara fumándose los pitillos que "amenizaban" la espera de la consulta. Ni que decir tiene que cuando entrabas a la consulta lo mas común era que el médico estuviera fumando. Es mas, los médicos eran unos de los gremios laborales con mayor indice de fumadores. Paradojas de la vida. Y no eran pocas las veces une un médico debía decir a su paciente que debía dejar el tabaco mientras el ilustre doctor se estaba fumando un rubio.

Se fumaba en todos los transportes públicos. Taxis, autobuses, aviones....

Algún día, tendréis que contar a vuestros hijos, que os mirarán con ojos incrédulos, cómo antiguamente existía la costumbre de introducirse humo en los pulmones durante la mayor parte del día, hora tras hora, semana tras semana, mes tras mes, año tras año. Bueno, quizás no llegue ese día, pero no estaría mal. Dudo que llegue a ocurrir mientras sea rentable a los gobiernos y por ello, la trampa secreta del porqué se fuma siga siendo válida. Recuerda porqué fumamos. Empezamos a fumar porque al ser tan asqueroso pensamos que nunca nos engancharíamos. Seguimos fumando porque nos han hecho creer que es muy difícil dejarlo.

Sin duda alguna no que mas ayuda a ver lo ridículo del hábito de fumar es hacer algún deporte.
Yo que hago bicicleta, llegué a sentirme como un autentico idiota cuando en plena sudada, veía un bar y me desviaba para echar un café, sabiendo que con ese café tendría la "recompensa" a ese esfuerzo. Nunca llegué a marearme ni nada, pero no hace falta decir que si el tabaco es nocivo por si solo, fumar con el cuerpo en plena necesidad de oxigeno, es mas nocivo.
El caso es que esta sensación paradójica de querer cuidarse y a la vez necesitar impregnar de humo los pulmones me hacia sentir mal conmigo mismo, me hacia sentirme ridículo.

Esta sensación de ridículo y de idiocia, es la que me hizo convencerme que debía dejar de fumar.
Era cuestión de encontrar ese momento.







No hay comentarios:

Publicar un comentario